lunes, 10 de junio de 2013

La astronomia y prehistoria

LOS HOMBRES DE LASCAUX Y LAS ESTRELLAS

En el cielo solo ha sobrevivido un toro, Taurus, de la manada de Triones de la que formaba parte.  El origen del vocablo Septentrión, con el que se conoce al Hemisferio Norte, se encuentra en que los latinos a los bueyes de trabajo los llamaban Triones. En las estrellas de la Osa vieron 7 bueyes septentriones. Seguramente  mucho antes de ser confinados a un  corral tan pequeño, el cielo estaba lleno de bueyes que pastaban por todo el cielo Septentrional.

Los paleolíticos, cuyos principales vestigios se encuentran en el sur de Francia y en la Península Ibérica, fueron, probablemente, los primeros en trazar las formas de las constelaciones, inaugurando lo que luego se llamaría Astronomía que, antes de ser ciencia, fue religión y magia.

El  alto grado de expresión artística que llegaron a poseer los hombres que pintaron las cuevas de Lascaux y Altamira demuestra que poseían una inteligencia muy similar a la nuestra.

En ninguna de las interpretaciones que se han dado a las pinturas de las cuevas se han podido presentar evidencias irrefutables. No hay ninguna posibilidad de demostrar las hipótesis y menos aún de encontrar pruebas documentales, a menos que, como tales, consideremos el gran número de "coincidencias"  y la similitud con  símbolos utilizados por civilizaciones posteriores.


EL CABALLO

Los caballos se encuentran representados en toda la cueva. En la “Sala de los Toros” sobre las figuras de los grandes bóvidos. En el “Divertículo axial” rodeados de puntos y símbolos vegetales, así como en la Nave, en el Pozo y en el Pasaje. En algunos casos los animales están incompletos, en otros, completos pero con pequeñas variantes en su representación. Como sucede en los planisferios posteriores, en los que la figura humana[7] puede representar tanto constelaciones como planetas, en los mapas paleolíticos puede suceder lo mismo y un caballo  puede ser en unos casos una constelación y en otros un planeta. Lo que no cabe duda es que dedicaron una especial atención a su estudio.


El caballo como constelación
En el gran cuadrado de Pegaso se ha encajado un caballo desde la Antigüedad, mejor dicho, medio caballo. Entre las razones que se dan a esta extraña representación quizá la más acertada sea que las estrellas que forman esta constelación se parecen realmente a la parte delantera de uncaballo. Es posible que los paleolíticos fueran los primeros en advertir esta analogía.

Si comparamos un Pegaso del XVII (Fig. 8) con los cuatro medios caballos que aparecen en el fondo del Divertículo axial, no se puede negar su "casual" parecido. Comparémoslos ahora con las posiciones que ocupaba esta constelación en el cielo de esa época.

En el equinoccio de primavera asoma por el horizonte Norte.
En el solsticio de verano vemos a medio caballo trepando a posiciones más elevadas.
En el equinoccio de otoño se encuentra en el cenit.
En el solsticio de invierno comienza su regreso al horizonte.





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